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Foto: ASO/JA. Delevaux

El panorama cicloturista en España ha evolucionado de manera peculiar en los últimos años.

Por una parte ha habido un crecimiento en el número de eventos conforme a la popularización del ciclismo, por lo que a las tradicionales citas del calendario se han unido un sinfín de pruebas que hacen que la oferta sea extensa.

Por otra la legislación en materia de tráfico ha puesto coto a la celebración de muchos eventos, llegando en algunos casos a resultar imposible organizarlos debido a las restricciones horarias del uso de las vías públicas.

Además la interpretación de la norma varía sensiblemente dependiendo de la comunidad autónoma.

Estuve charlando con Adrián García Roca (presentador de ‘La Montonera’ en Eurosport y cicloturista un tanto desencantado) y la conversación giró en torno a la situación actual del cicloturismo, es decir, los problemas que la masificación de eventos junto a la encorsetada legislación han traído a este mundillo, y que en su opinión afectan a la seguridad y disfrute de los participantes.

Estas son nuestras reflexiones:

Problema 1: Carreras encubiertas

Cada vez más leemos en la prensa frases como esta “El campeón de la Quebrantahuesos da positivo…”

Obviando la triste realidad del dopaje amateur en España, la frase empieza con una afirmación que hace saltar las alarmas: “Campeón de la Quebrantahuesos”.

Esto nos da la idea de que muchas marchas cicloturistas son tomadas por buena parte del mundo ciclista/cicloturista como competiciones al uso, cuando en realidad no lo son o no deberían serlo.

Esta concepción implica sufrir tensión, nervios e incluso pugnas por las posiciones de cabeza en la salida de estos eventos, hasta el punto de poder provocar accidentes, tanto por parte de ciclistas experimentados como por consecuencia de ciclistas con menos experiencia rodando en pelotón o simplemente, con habilidades esenciales a la hora de montar en bici.

No es algo único en España, por lo visto es más bien una cuestión de «carácter mediterráneo» conversando con Stefano de Vicenzi (del departamento de marketing de Santini SMS) me comentaba que en Italia sucedía lo mismo con las marchas en los que ellos están presentes.

Mientras que cuando más hacia el norte nos vamos la mentalidad a la hora de afrontar una marcha cicloturista se asemeja más a la de un día de bici en el que el objetivo es simplemente llegar disfrutando del paisaje y el recorrido, compitiendo contigo mismo.

Problema 2: Gente con poca experiencia sobre la bicicleta

La popularización del ciclismo es muy positiva, sin ningún lugar a dudas. Pero ello evidencia ciertas carencias en cuanto a la educación en movilidad en este país.

Lamentablemente vemos casos de irresponsabilidad, hasta en nuestras propias grupetas de los domingos, gente que no es del todo consciente de la responsabilidad que tienen consigo mismos y con el resto de compañeros con los que ruedan: Selfies en marcha en cabeza de grupo, descensos invadiendo carril contrario, nula señalización de obstáculos o baches, omisión de stop en semáforos e intersecciones…

Si esta inexperiencia la trasladamos a grupos grandes de ciclistas como los que encontramos en una cicloturista entonces encontramos un problema de seguridad serio.

Especialmente cuando lo mezclamos con ese afán competitivo que lleva a algunos a luchar por rebufos, pelear posiciones y la ilusión de estar compitiendo por algo.

Pero no sólo eso, cosas tan básicas como saber rodar en grupo, no relajarse y despistarse, quitar las manos de los frenos reduciendo la capacidad de reacción, no mantener la vista al frente por esta charlando con el de al lado… educación en movilidad aplicada a la bici, en definitiva.

Las caídas y accidentes suceden y seguirán sucediendo en las marchas cicloturistas, pero mezclar ciclistas con poca experiencia en situaciones como una salida de un gran fondo es una receta cuyo resultado tiende a ser amargo y poco recomendable. 

Problema 3: Marchas con recorrido neutralizado

Aquí entramos de pleno en la problemática de la actual legislación. La neutralización del recorrido es una de las soluciones adoptadas por parte de las autoridades y los organizadores para evitar que la celebración del evento colapse durante demasiadas horas las vías por las que transita.

El ritmo de circulación es bajo, lo que implica que aquellos cicloturistas con mejor estado de forma no van a poder exprimirse como les gustaría y no van a poder disfrutar del recorrido en toda su expresión, privándoles de algunas de las sensaciones que se buscan: Apretar en subidas, ir a bloque en el llano, disfrutar de una bajada con espacio, etc.

Esta práctica no está exenta de peligro, puesto que los descensos en grupo son una situación de altísimo riesgo, al no haber espacios de seguridad y especialmente si añadimos gente a poco experimentada o con menos habilidades sobre la bici.

Problema 4: Tiempos de corte excesivamente selectivos

En la otra cara de la moneda encontramos esta solución adoptada para evitar la misma situación de colapso.

Se establecen unos tiempos de paso máximos por ciertos puntos del recorrido, si se está dentro de esos tiempos se disfruta de una marcha con tráfico cerrado.

Pero a aquellos cicloturistas que lleguen más tarde del tiempo establecido por dichos puntos se les retira el dorsal y pasan a estar fuera de la marcha, con tráfico abierto.

Esto genera cierto grado de insatisfacción, porque parte del incentivo de participar en una marcha cicloturista es el hecho de rodar con tráfico cerrado y con asistencia técnica y médica.

Si bien es cierto que los tiempos de corte se establecen y publican de antemano en la web de los organizadore,s se han dado casos en los que la Guardia Civil ha adelantado estos tiempos de corte por el alto ritmo de los que van en cabeza, estableciendo un tiempo máximo de 30 minutos a partir del paso del primer ciclista.

Esta situación ha llevado a que muchos eventos vean reducido el número de participantes año a año, o incluso a la desaparición, como fue el caso de la Marcha 7 Picos de Requena.

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Planteados estos problemas nos pusimos a pensar en posibles maneras de solucionarlo, si bien nuestro conocimiento de la legislación así como sus posibles aplicaciones o interpretaciones no es todo lo exhaustivo que se requeriría, estas son 4 ideas que creemos ayudarían a paliar las situaciones de peligro, malestar o fricción.

Quizá sean irrealizables en su totalidad, pero es el camino que creemos se debería seguir:

Solución 1: Cajones de salida por tiempos, reales.

Empezando por el tráfico cerrado, por completo, al igual que sucede en Francia o en Andorra, y continuando por la diferenciación de ritmos de los participantes al igual que se hace en el running.

Obviamente va a haber siempre gente que sólo pueda acreditar un ritmo pero que en realidad disponga de otro y quiera progresar en el inicio (como sucede en el running).

Por ello no sólo se debería generalizar el uso de cajones de salida, además estos deberían escalonarse con un margen de minutos entre salida y salida, de modo que quién quiera avanzar no se vea obligado a adelantar a cientos o miles de ciclistas.

Solución 2: Acreditar tiempos o participación en eventos similares.

De cara a la acreditación de tiempos en los cajones, se debería tener en cuenta la participación en otros eventos similares, mediante certificado de tiempo digital o algún sistema que sea fácilmente verificable entre organizadores.

La creación de una licencia federativa específica para ello (y con precios asequibles por no tratarse de eventos competitivos) sería una posible manera de facilitarlo.

Por otra parte debería existir la opción para aquellos a los que marcar un tiempo les resulta irrelevante, con lo cual saldrían tranquilamente en el último cajón sin verse involucrados en tirones o acelerones por parte de los que les interesa superarse.

Solución 3: Una variante de cicloturismo competitivo.

Es algo que ya existe en Francia y son eventos denominados Ciclosportif.

La idea es que aquellos que participen lo hagan con licencias específicas con el objetivo de diferenciar el evento de una marcha cicloturista. En esta variante se emularía la sensación de estar participando en una carrera: dorsales, chips, podio, clasificaciones, reconocimiento público a los ganadores, etc.

El tráfico estaría evidentemente cerrado y los tiempos de corte elevarían la exigencia física de los participantes. Aquellos que no los superaran pasarían a tráfico abierto, pudiendo terminar la carrera sin estar clasificados ni recibir reconocimiento alguno.

Esta sensación es la que lleva a muchos a participar en las marchas y es por ello que se debe seguir ofreciendo esta posibilidad.

Solución 4: Una variante de cicloturismo no competitivo.

Similar a lo que actualmente entendemos como marcha cicloturista, pero con ciertas particularidades.

Tráfico abierto, sin clasificaciones, sin medallas (más allá de la de finisher), sin dorsales pero con chip para controlar los tiempos de paso y llegada a meta, los tiempos serían enviados individualmente al correo electrónico de cada participante o accesibles en la web del evento mediante dorsal + DNI.

Al ser en tráfico abierto la salida no sería masiva, sino en grupos de, por ejemplo, 25 ciclistas con 5 minutos de diferencia, de esto modo se evitan pelotones grandes que colapsen las carreteras.

Todo esto con los servicios propios de una marcha cicloturista: avituallamientos en los puntos de paso, ambulancia en caso de emergencias, comida final, masajes, duchas… lo que el organizador disponga.

Este concepto en realidad existe desde hace tiempo, tanto como finales del S.XIX, son las Brevets y en este hilo de Twitter puedes saber más:

Estas son nuestras reflexiones, siempre desde un punto de vista de mejora de la seguridad (lo principal) y la experiencia del cicloturista.

¿Se te ocurren otras medidas? ¿Crees que no es acertado lo que proponemos?

Nos interesa tu opinión.